La gesta protagonizada por Club Deportivo Ourense en la temporada 1967-68 está escrita con letras de oro, no sólo en la historia del club, sino también en la historia del fútbol. Nadie ha conseguido igualar la proeza de ganar todos los partidos de liga en categoría nacional. Nuestro Ourense sí lo hizo. Venció en los 30 partidos disputados en el grupo I de la 3ª división del fútbol español. Una locura.
Pongámonos en situación. En aquella España de los años 60 se comenzaba a ver la luz al final del túnel. El país iniciaba un incipiente despegue económico y un ligero aperturismo que hacía ver el futuro con optimismo. En aquellos tiempos el fútbol era uno de los pocos pasatiempos de los que se podía disfrutar. No había mejor manera de pasar la tarde del domingo que acudir al estadio a animar a tú equipo. Lo que también ocurría en O Couto (por aquel entonces Estadio José Antonio) cada quince días.
En esos años 60 Club Deportivo Ourense era uno de los principales clubes gallegos. Merodeó al principio de la década los puestos de ascenso a Primera División en unas campañas memorables en la División de Plata, llegando a competir de tú a tú con Celta y Deportivo. Desgraciadamente esta buena etapa se acabó con el descenso en la campaña 64-65.
La decepción en la afición fue grande. Después de transitar por la parte alta de la clasificación de la Segunda Divisiónla Tercera era duro. Pasar de jugar ante Celta, Deportivo, Spórting de Gijón, Rácing de Santander, Osasuna, Espanyol y Real Sociedad a hacerlo frente a Turista, Gran Peña, Coruxo, Alondras o Arsenal del Ferrol no era fácil de asimilar. El salto entre ambas categorías era bestial. Se pasaba de dos grupos de Segunda (Norte y Sur) a 14 de Tercera, estando integrado el grupo I por equipos gallegos en su totalidad.
Este descenso también supuso un cambio en la presidencia. Arturo Fernández lo dejó, pasando a ocupar el sillón presidencial Florencio Álvarez. Un hombre cabal que quería sanear económicamente al club y asentarlo con una base sólida de socios, una batalla que históricamente se ha perdido en este club. El buen hacer de Florencio dio sus frutos. Desde el sentido común, pero con ambición, fue ensamblando el gran equipo de la temporada 1967-68. Durante las dos temporadas previas a la legendaria de los 30/30 consiguió un campeonato y un subcampeonato, aunque las promociones de ascenso se le atragantaron ante Marbella y Jerez.
También logró que la afición se enganchara al equipo. Se pasó de los poco más de 1.000 socios después del descenso a los cerca de 3.500 de esta campaña memorable. Se esperaba que, definitivamente, la temporada 67-68 fuera la del regreso a la División de Plata. El entrenador Fernando Bouso, un ex jugador del club que se retiró al final de la temporada 65-66 para pasar inmediatamente al banquillo, disponía de una plantilla en la que ya figuraban jugadores de la talla de Ángel, Varela, Lozano, Pombo, Seara, Paredes, Astigarraga, Cortés, Carballeda y Pataco; a los que se unieron en verano los porteros Roca y Esnaola, el medio Pito y el extremo Túnez.
Ya estaban todos. Comenzaba una temporada ilusionante en la que los grandes favoritos para ocupar las dos primeras plazas que daban opción a jugar la promoción de ascenso eran, además del Ourense, el Lugo y el Compostela. El 10 de septiembre de 1967 comenzaba en Monforte el espectáculo de un equipo único e irrepetible.
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